Annie Lennox por Peter Ashworth
Bettie Page por Bunny Yeager
Courtney Love por Bruce Weber
Kate Moss por Mario Testino
Kiki por Man Ray
Kristen McMennamy por Juergen Teller
Natassja Kinski por Richard Avedon
Grace Jones por Jean-Paul Goude
Yves Saint Laurent por Jean-Loup Sieff
Jo Champa por Helmut Newton
Me interesa reconstruir ciertas fotografías icónicas que circulan por
los medios y darles mi propia versión o interpretación. Lo experimento como un
franquear las barreras de la imagen de mi propio cuerpo y volverlo versátil
hasta un punto que me resulta a mí mismo sorpresivo. Es un desafío para mí
mismo y también un desafío para el público que puede asombrarse de que un icono
que parece definitivo pueda ser recreado en el cuerpo de otro, incluso más allá
del sexo de cada uno, hacia una reelaboración del género y del fetiche. Estos
devenires fotográficos son una aventura y a la vez una prueba de inestabilidad
mercurial frente a la imagen reconocible que proyectamos en la vida cotidiana.
Al reconstruir las fotos icónicas respondo a un deseo propio, a un erotismo
trasplantado que establece un juego de ambigüedad y reinterpretación de modelos
femeninos en un contexto que se relaciona con mi interés en la expresión
plástica del cuerpo, en el estilo y la moda que les da un perfil histórico.
Transgredir un límite dentro del contexto que propone esos modelos se relaciona
entonces con mi propia biografía, con mi cuerpo histórico dentro de ciertas
coordenadas y a partir de los contenidos culturales que me tocó vivir y de los
que me hago cargo en esta “re-escritura” que los recrea y los modifica
sutilmente, alterando una recepción que los separa y aísla, para contaminarlos
de un deseo que descarrila y rediseña el contexto de su producción y aparición,
su efecto y su impronta. En cada una de estas imágenes me siento reconocido,
pero al reelaborarlas no estoy asumiendo una identificación y menos una
identidad, sino estableciendo un recorrido jalonado por esas imágenes, hacia
una deriva por la que transita nuestro deseo vivo, pasando siempre más allá en
una trayectoria de realización y de liberación, conjurando la fijeza de los
iconos y volviéndolos transitables. Así me apropio en cada caso de un fetiche y
en la medida en que lo recreo tránsito hacia otro icono y establezco una
dinámica liberadora, abro el espectro de transformaciones de mi propio cuerpo y
exploro sus límites desconocidos para mí.
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